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54Parashot_C_Mesa-de-trabajo-1
Parashá 01 BeReshit
Génesis 1:1 – 6:8
Por Dr. K. Blad ©

Segunda edición 2013-14 (5774)

Prohibida toda reproducción lucrativa

Aliyás de la Torá:

  1. 1:1-13
  2. 1:14-23
  3. 1:24 – 2:3
  4. 2:4 – 3:21
  5. 3:22 – 4:26
  6. 5:1-24
  7. 5:25 – 6:8
  8. Maftir: 6:5-8

Haftará: Isaías 42:5-21

BeReshit 

Significa “En el principio del” o “Por causa del Principal”

Comentarios

Primera aliyá, 1:1-13

1:1    “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” (LBLA) – En contraste con las creencias paganas la Torá empieza a destacar el hecho de que el universo tiene un principio y que hay Uno que está por encima del universo, y que ha dado inicio a todas las cosas. Este conocimiento evita toda adoración a las cosas creadas en lugar del Creador, que es la misma esencia de la idolatría, como está escrito en Romanos 1:20-25:

“Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa. Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se volvieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen en forma de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por consiguiente, Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos; porque cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y adoraron y sirvieron a la criatura en lugar del Creador, quien es bendito por los siglos. Amén.” (LBLA)

El hecho de que Alguien haya dado inicio y existencia a todas las cosas, nos enseña que Él es el dueño de todo lo que existe y que tiene el derecho de gobernar sobre todo lo que es suyo. Este hecho le convierte en el gran Legislador del universo. Si hay Uno que ha dado inicio a todo lo que existe, tanto en los cielos como en la tierra, entonces todo lo que existe tiene que cumplir los propósitos suyos. Este Ser superior dio inicio al tiempo, al espacio, a la materia, la vegetación y a los seres vivos porque tenía una razón muy específica para hacerlo. Por lo tanto Él tiene la plena potestad para hacer lo que le plazca con las cosas que ha creado, para que absolutamente todo sea llevado a cumplir los propósitos suyos. Esto le convierte en el gran Conductor de la creación. Este principio está detrás de los reclamos que Él está haciendo sobre el hombre, al ordenarle a cumplir sus mandamientos. Todas las cosas han sido sometidas a una Torá, una instrucción. Cada cosa creada tiene una ley que cumplir. Esa ley es el propósito del Creador para aquella cosa específica.

El hombre es un ser creado con un propósito muy específico, el de servir a Aquel que le ha hecho y puesto en su plan universal. El propósito del hombre es cumplir aquella Torá que el Eterno le ha designado. Si un hombre no sirve al Creador conforme a la Torá, se rebela contra el mismo principio de existencia de toda la creación y sale fuera del derecho de existir. Todo lo que existe está allí porque el Eterno lo ha hecho y porque Él tiene un plan específico con cada criatura. Ningún detalle en la creación carece de significado.

Este texto habla de un inicio, lo cual nos enseña que el tiempo es una creación y que el Creador está fuera del tiempo. Luego habla de que los cielos y la tierra fueron creados, lo cual nos enseña que el espacio y la materia no son eternos, sino fueron llevados a la existencia en un momento histórico, en el principio del tiempo. ¿Qué había antes del principio? Sólo uno, Dios. Sin embargo, dentro de Dios había planes, que estaban allí desde la eternidad, en un estado que carece de tiempo, puesto que a partir de la creación de todo, empezó el tiempo. Todo lo que estaba dentro del Creador antes de la creación, está fuera del tiempo, pero no como algo existente, como nosotros lo entendemos, sino como parte de un pensamiento, un consejo, un plan y un proyecto. El Midrash enseña que ese plan es la Torá, que la sabiduría infinita del Único Eterno ha compuesto desde la eternidad, en un estado fuera del tiempo.

Según el Talmud,[1] siete cosas fueron creadas antes que el mundo fue creado:

  1. La Torá, cf. Proverbios 8:22.
  2. El arrepentimiento, cf. Salmo 90:2-3.
  3. El huerto del Edén (el paraíso), cf. Génesis 2:8.
  4. Gehinom (el infierno), cf. Isaías 30:33.
  5. El trono de gloria, cf. Salmo 93:2.
  6. El templo, cf. Jeremías 17:12.
  7. El nombre del Mesías, cf. Salmo 72:17.

El mundo fue creado con relación a estas siete cosas. La Torá es el plan arquitectónico de toda la creación. El hecho de que se hable del arrepentimiento como algo que precede la creación, nos enseña que aunque el Eterno no haya decidido de antemano que el hombre pecara, ya había planeado una solución para el pecado del hombre, como también está escrito en Revelación 13:8b:

“El Cordero, el cual fue muerto desde el principio del mundo” (RV1909, SSE)

En 1 Pedro 1:20 está escrito:

“Porque él estaba preparado desde antes de la fundación del mundo, pero se ha manifestado en estos últimos tiempos por amor a vosotros” (LBLA)

La palabra hebrea que ha sido traducida como “en el principio” es “bereshit”. Es una palabra compuesta por dos palabras, “be” que significa “dentro de”, “en”, “con”, “por medio de”, “por causa de” etc.; y reshít,[2] que significa “primero (en lugar, tiempo, orden o rango)”, “primicia”, “inicio”, “principal”, “lo mejor” etc. Según el diccionario Strong, esta palabra viene de la misma raíz que “rosh”[3] que significa “cabeza”, “parte superior”, “comienzo”, “jefe”, “principal”, “gobernante”, etc.

Según Rashí,[4] en todos los lugares donde la palabra reshit aparece en las Escrituras, se halla en el estado constructo en relación con el sustantivo que la sigue. Este fenómeno gramatical, llamado semijút en hebreo, es muy común en las Escrituras, y construye una relación entre dos sustantivos, uno de los cuales está subordinado al otro, el cual lo determina. Por ejemplo simjat Torá. La palabra simjá o simjah es una palabra femenina que significa “alegría”. Cuando aparece en la forma constructo se intercambia la letra hey final por una tav, para que tenga el significado de “alegría de”. Simjat Torá significa literalmente “la alegría de la instrucción”. La letra tav final en la palabra bereshit muestra que está escrita en la forma constructo, dando el significado de “principio de”. Ahora, la palabra que sigue es bará, que literalmente significa creó, y por lo tanto no es un sustantivo, sino un verbo. Sin embargo, según Rashí, este verbo debe ser entendido como “el crear”. La traducción literal de los dos primeros versículos sería entonces:

“En el principio del crear de Dios los cielos y la tierra, cuando la tierra era confusión y vacío, con oscuridad sobre la superficie del abismo y el aliento de Dios planeaba sobre la superficie de las  aguas, entonces Dios dijo: “Haya luz”, y hubo luz.” [5]

Según esta interpretación, el primer versículo no explica el orden en que fueron creadas las cosas.

En una de las reglas de interpretación del tercer nivel, en hebreo “drash”, “búsqueda”, se compara y se relaciona una expresión o una palabra que aparece en diferentes textos en las Escrituras. La palabra reshít aparece casi 20 veces en el Jumash, y en más de 50 ocasiones en todo el Tanaj.[6] Se usa en relación con el inicio de un reinado, cf. Génesis 10:10; con un hijo primogénito, cf. Génesis 49:3; Deuteronomio 21:17; con los primeros frutos de la tierra, las primicias, cf. Éxodo 23:19; 34:26 etc. En Proverbios 8:22, la sabiduría, que es la Torá, es llamada “el principio (reshít) de su camino”. En Jeremías 2:3, el pueblo de Israel es llamado “la primicia (reshít) de sus frutos”.

En las Escrituras hay una relación muy íntima entre reshít y el Mesías. El Mesías es el Reshít de todas las cosas, como está escrito en Colosenses 1:15-18:

“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y en él todas las cosas permanecen. Él es también la cabeza del cuerpo que es la congregación; y él es el principio, el primogénito de entre los muertos, a fin de que él tenga en todo la primacía.” (LBLA)

El Mesías es también las primicias, el Reshít, de la resurrección, como está escrito en 1 Corintios 15:20, 23:

“Mas ahora el Mesías ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron… Pero cada uno en su debido orden: el Mesías, las primicias; luego los que son del Mesías en su venida” (LBLA revisada)

El Mesías es el proyecto que está detrás de todas las cosas creadas. El Mesías está en el interior del Padre eterno desde la eternidad, como está escrito en Juan 1:18:

“A Dios nadie lo ha visto jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” (RV1995)

Aquí no está escrito que el Hijo estaba en el seno del Padre, sino en tiempo presente, está en el seno del Padre. Como el Padre está fuera del tiempo, su Hijo, que es el proyecto Mesías, está fuera del tiempo, dentro del Padre, en la eternidad, en el presente continuo por toda la eternidad, como también está escrito en Juan 17:5, 24b:

“Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera… la gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo.” (LBLA)

El Eterno ha decidido gobernar el universo por medio del Mesías. Por lo tanto, la palabra reshít está relacionada en las Escrituras con el principio de un reinado. Es más, el proyecto Mesías es la razón por la cual todas las cosas fueron creadas y para quién todo haya sido hecho. El Eterno creó todas las cosas por medio del plan Mesías, y para el Mesías, que más adelante iba a ser manifestado a través de un hombre, como está escrito en 1 Juan 1:1-2:

“Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que han palpado nuestras manos, acerca de la Palabra de vida, pues la vida fue manifestada, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó.” (LBLA)

En Juan 1:14a está escrito:

“Y la Palabra se hizo carne, y habitó entre nosotros” (LBLA)

El prefijo hebreo be en la primera palabra de la Torá, beReshit, significa “en”, “por”, “en aras de”, “por causa de”, etc. Esto nos enseña que Dios creó los cielos y la tierra “en Reshít”, o “por causa de Reshít”. Como hemos visto antes, Reshít es la Torá, Israel y el Mesías. En realidad estos tres son uno. La Torá es el plan eterno por medio del cual el mundo fue creado. Israel es el hijo primogénito del Eterno, cf. Éxodo 4:22; Oseas 11:1. El Mesías es la Torá manifestada como hombre, cf. Juan 1:14 y el que reúne en sí a todo Israel, cf. Mateo 2:15, Juan 12:32. Así que, todas las cosas fueron creadas por medio de la Torá y por causa de Israel. Y todo fue creado por medio del Mesías y por causa del Mesías, como también está escrito en Juan 1:1-3:

“En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y sin ella nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.” (LBLA)

Esta Palabra, esta Torá, este proyecto Mesías, fue luego materializado poco a poco por medio de la creación de todas las cosas. Pero aunque el Mesías no había sido manifestado como hombre, todas las cosas fueron preparadas por causa de él, y por causa de que él iba a venir y ser puesto como gobernante sobre todas las cosas creadas. Por esto podríamos traducir el texto de esta manera:

“Por causa del Principal creó Dios los cielos y la tierra.”

La primera letra de la Torá es bet, que significa “casa”. Por lo tanto podríamos entender el primer versículo también de esta manera:

“Una casa de Reshít creó Dios los cielos y la tierra.”

Esto nos enseña que los cielos y la tierra son la casa de Reshít, que es el Mesías. Casa y ropa es esencialmente lo mismo. La creación es la ropa del Mesías, como está escrito en el Salmo 102:25-27 y Hebreos 1:10-12:

“Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces; y todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los mudarás, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin.” (LBLA)

¿Por qué el Creador no empezó su historia consigo mismo? ¿No es él el que precede todas las cosas y por lo tanto debería estar puesto en primer lugar? ¿Por qué no escribió “Dios creó en el principio…”? No empezó a hablar de sí mismo, sino de lo que ha hecho por medio de Reshít. Esto nos enseña dos cosas, primero, que Dios es muy modesto en relación con la creación. No se presenta primero a sí mismo, sino se coloca detrás de Reshít. Por esta razón una persona que conoce al Eterno no empieza consigo mismo cuando escribe una carta o cuando se presenta junto con otras personas. Siempre empieza a hablar de otras cosas o de otras personas y luego habla de sí mismo.

La segunda cosa que aprendemos de este hecho es que nadie puede conocer al Creador directamente, sino sólo por medio de las cosas que él ha creado, como está escrito en Romanos 1:19-20:

“porque lo que se conoce acerca de Dios es evidente dentro de ellos, pues Dios se lo hizo evidente. Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.” (LBLA)

El Creador es invisible e inalcanzable para las cosas creadas. Sólo es posible conocerle por medio de lo que Él revele de sí mismo. En este texto él nos enseña que el camino para conocerle pasa a través de la creación y Reshít. De esta manera el Hijo, el Mesías, es el principal agente por medio del cual el Invisible se manifiesta en el mundo, como está escrito en Hebreos 1:1-3:

“Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su esencia, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas.” (LBLA)

En Juan 14:6, 9b está escrito:

“Yeshúa le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí… El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (LBLA revisada)

El Padre se manifiesta en este mundo a través de su Hijo. Ahora, no podemos caer en la trampa de pensar que el Eterno sea como los hombres o los animales de manera que se pueda reproducir y tener hijos como nosotros, o mezclarse con los hombres y tener hijos. Este pensamiento se encuentra en las religiones paganas entre personas que no conocen la verdad de Torá. Cuando habla del Hijo, se refiere a la función de ser el seguidor y el representante, al igual que un hijo imita y representa a su padre en una familia.

El rey David fue el octavo hijo de Yishai, pero es llamado primogénito, cf. Salmo 89:20, 27. Cuando el shaliaj[7] Shaúl escribe en Colosenses 1 que el Mesías es el primogénito de toda creación, no significa que él haya nacido del Padre por medio de una reproducción, sino que él fue destinado para ocupar el lugar de gobernante sobre todas las cosas creadas, tanto las invisibles como las visibles. El hijo primogénito es el que llevará el nombre de su padre y el derecho de gobernar en la familia cuando el padre ya no esté presente. De la misma manera el Mesías es llamado Hijo, no porque el Eterno haya podido parir o se haya reproducido, sino porque el Mesías ha obtenido la posición de gobernante sobre todas las cosas creadas. El Hijo es el que representa al Padre en la creación. El concepto hebreo de Hijo tiene que ver con discipulado, representatividad y delegación de autoridad. En las Escrituras hebreas los discípulos son llamados hijos, a pesar de no haber sido engendrados biológicamente por su maestro, cf. 1 Reyes 2:12; 20:35; 2 Reyes 2:3ss; Juan 8:39, 41; Efesios 5:1. Estos “hijos” luego reciben la autoridad delegada para actuar como representantes de su maestro.

Por lo tanto, cuando las Escrituras hablan de los “hijos de Dios” se está refiriendo a ángeles u hombres que han recibido poder del Creador para juzgar y gobernar sobre alguna área de la creación, se trata de autoridad delegada, cf. Job 1:6; 38:7; Salmo 82:6; Juan 10:34-38. Por esto a todos los que reciben a Yeshúa les es concedido el poder, es decir la autoridad, de ser hechos hijos de Dios, como está escrito en Juan 1:12:

“Pero a todos los que le recibieron, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre” (LBLA)

Ser hecho hijo de Dios, significa recibir una posición de liderazgo y un puesto de autoridad en alguna área de la creación.

“En el principio creó…” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “creó” es bará.[8] Esta palabra aparece unas 50 veces en las Escrituras y siempre tiene que ver con la acción de producir o hacer algo que no existía antes. Se trata de traer algo a la existencia. En el sentido estricto sólo el Creador puede crear. Sólo Él puede hacer que algo llegue a tener existencia sin haber existido antes. La expresión “crear de la nada” es una manera de expresar este concepto. Sin embargo esta expresión no explica bien lo que la palabra bará significa, puesto que el Eterno no ha creado las cosas de la nada, porque antes de existir como creación sí existían como un proyecto en la mente del Creador. Por lo tanto las cosas visibles son el resultado de las cosas invisibles, que a su vez están dentro de la mente del Creador, como está escrito en Hebreos 11:3:

“Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles.”

Todo lo visible fue hecho de lo invisible. Las cosas visibles son el resultado de las cosas invisibles. Todo lo que sucede en el mundo visible es un resultado de lo que primero sucedió en el mundo invisible.

“En el principio creó Dios (Elohim)…” – La palabra hebrea Elohim,[9] es la forma plural de Eloah,[10] que significa “Poderoso”. Viene de El[11] que significa “poderoso”, “poder”, “fuerza”. Estas tres palabras, ElEloah y Elohim, son utilizadas en las Escrituras como sinónimas para referirse al Creador. Las tres han sido traducidas como “Dios”[12] en la mayoría de las versiones castellanas. La palabra hebrea “El” aparece alrededor de 200 veces en las Escrituras, prácticamente siempre en referencia al Creador. Algunas veces tiene el significado de “poder”, cf. Génesis 31:29; Proverbios 3:27; Miqueas 2:1. La forma plural de ElElim, no se usa en referencia al Creador, sino a otros poderes, humanos o angelicales, cf. Éxodo 15:11; Job 41:25; Salmo 89:6. También es usado para referirse a los dioses paganos, cf. Isaías 57:5; Daniel 11:36.

La palabra Eloah aparece 56 veces en las Escrituras, mayormente en el libro de Job. Sólo aparece dos veces en el Jumash, cf. Deuteronomio 32:15, 17.

La forma plural de Eloah es Elohim, y aparece alrededor de 2600 veces en las Escrituras. Esta palabra no es un nombre personal, sino un título y atributo que expresa autoridad y juicio. Es utilizada en referencia el Creador en la gran mayoría de los casos, pero también en referencia a los ángeles, cf. Salmo 8:5 y sobre los dioses paganos, cf. Génesis 31:30. Moshé obtuvo el título de Elohim, cf. Éxodo 4:16; 7:1, y los jueces de Israel son también llamados Elohim, cf. Éxodo 21:6; 22:8-9.

El hecho de que la palabra Elohim esté en forma plural, no significa necesariamente que se trate de varias personas o un conjunto de personalidades. Esto vemos en el caso de Moshé que no fue más que una persona, pero obtuvo el cargo de ser Elohim ante el rey de Egipto. El término Elohim tiene que ver con autoridad en abundancia y un conjunto de poderes para poder afirmar su voluntad. Elohim reúne en sí todas las fuerzas infinitas y eternas. Con otras palabras Elohim podría ser traducido como “máximo gobernante” y “juez supremo”. Por lo tanto el atributo Elohim está íntimamente conectado con la justicia.

Aunque el texto de Bereshit dice que Elohim, en plural, creó los cielos y la tierra, el verbo no está en forma plural “crearon”, sino singular, “creó”. Esto nos enseña que Elohim no debe ser entendido como varios dioses o un conjunto de personas o una unidad de personalidades, sino como uno sólo. Esta es también la confesión principal que cada judío practicante hace dos veces por día, al proclamar: Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad, “Oye Israel, el Señor es nuestro Elohim, el Señor es uno.”, cf. Deuteronomio 6:4.

“En el principio creó Dios los cielos…” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “cielos” es shamayim.[13] Es una palabra que está en la forma dual. Hay tres formas para los sustantivos en el idioma hebreo, singular, dual y plural. El dual es una referencia a dos, un par. En este caso la palabra shamayim habla de un par de cielos. En primer lugar se refiere al cielo invisible y al cielo visible, como está escrito en Deuteronomio 10:14:

“He aquí, a HaShem tu Dios pertenecen los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y todo lo que en ella hay.” (LBLA)

Según la comprensión más profunda, la palabra shamayim también indica que puede haber más que dos cielos. El texto de Deuteronomio habla de dos cielos en dual y luego de dos cielos de los dos cielos también en dual. Esto nos enseña que hay varios tipos de cielos. Los cielos de arriba pueden estar divididos en varias secciones, y así también los cielos de abajo. En  2 Corintios 12:2-4, el shaliaj Shaúl dijo que había estado en el paraíso en el tercer cielo, como está escrito:

“Conozco a un hombre en el Mesías, que hace catorce años (no sé si en el cuerpo, no sé si fuera del cuerpo, Dios lo sabe) el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco a tal hombre (si en el cuerpo o fuera del cuerpo no lo sé, Dios lo sabe) que fue arrebatado al paraíso, y escuchó palabras inefables que al hombre no se le permite expresar.” (LBLA)

El Talmud[14] habla de siete cielos según los diferentes términos hebreos que aparecen en las Escrituras. Los siete son:

  1. Vilón, cf. Isaías 40:22.
  2. Rakia, cf. Génesis 1:17.
  3. Shejakim, cf. Éxodo 30:36; Job 14:19; Salmo 78:23-24.
  4. Zevul, cf. 1 Reyes 8:13; Isaías 63:15.
  5. Maón, cf. Deuteronomio 26:15.
  6. Majón, cf. 1 Reyes 8:39.
  7. Aravot, cf. Salmo 68:4;

Según Rashí, el término shamayim, “cielos”, puede ser entendido de tres maneras según esté compuesta la palabra:

  1. Sa mayim –  “porta agua”.
  2. Sham mayim – “allí (hay) agua”.
  3. Esh mayim – “fuego (y) agua”, porque los cielos fueron hechos mezclando el fuego con el agua.

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” – La palabra hebrea que ha sido traducida como “tierra” es “erets”.[15] Esta palabra tiene varios significados:

  • La tierra, el orbe, el globo terráqueo (en contraste con el cielo), cf. Génesis 1:1.
  • Suelo, terreno, terruño, tierra (en contraste con el mar), cf. Génesis 1:10.
  • País, nación, territorio, región (un lugar limitado de lo seco), cf. Génesis 2:11.
  • La tierra prometida, la tierra de Israel, cf. Génesis 12:1; Rut 1:1; Mateo 5:5; Hechos 11:28-29.

1:2    “Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el aliento de Dios planeaba sobre la superficie de las aguas.” (Trad. propia) – La palabra hebrea que ha sido traducida como “sin orden” es tóhu[16] que significa:[17]

  • caos, masa informe, desorden, confusión
  • vacío, vacuidad, nulidad, vanidad
  • yermo, desierto, erial

Según Rashí, tóhu debe ser entendido como un asombro y consternación por la vaciedad que se encontraba en la tierra. Si el hombre lo hubiera visto se quedaría atónito. La palabra hebrea que ha sido traducida como “vacía” es bohu.[18] La traducción aramea, Targúm, de Yonatán, dice que la tierra estaba desolada de seres humanos y vacía de animales. El Talmud[19] dice que tóhu es la línea verde que rodea el globo de donde surge la oscuridad, cf. Salmo 18:11. Bohu eran grandes rocas en las profundidades que traen el agua, cf. Isaías 34:11.

Según la cabalá judía el relato de Génesis es el resultado de un juicio divino sobre un mundo anterior que fue quebrado.

Las dos palabras tóhu vavóhu aparecen juntas en el hebreo sólo en dos textos más, en Isaías 34:11 y Jeremías 4:23-26. Hay también una interpretación en la teología cristiana[20] que se basa en estos versículos y enseña que el estado de “sin orden y vacía” fue causado por un juicio divino sobre el pecado. En tal caso, se podría pensar que había una creación anterior que fue destruida por el agua. También se cita 2 Pedro 3:3-7 donde está escrito:

“Ante todo, sabed esto: que en los últimos días vendrán burladores, con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde que los padres durmieron, todo continúa tal como estaba desde el principio de la creación. Pues cuando dicen esto, no se dan cuenta de que los cielos existían desde hace mucho tiempo, y también la tierra, surgida del agua y establecida entre las aguas por la palabra de Dios, por lo cual el mundo de entonces fue destruido, siendo inundado con agua; pero los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos.” (LBLA)

Este texto dice que el mundo anterior fue destruido por agua y que los cielos y la tierra actuales están reservados para el fuego. Esto es interpretado de manera que hubo una destrucción de una creación anterior por medio del agua. Sin embargo, es probable es que el shaliaj Kefa esté hablando de la destrucción que hubo en el diluvio.

La misma teoría también enseña que la destrucción del mundo anterior fue el resultado de la caída del ángel “Heilel”, “Lucero”. Se cita Ezequiel 28:12-19 para indicar que ese ángel tenía su santuario en la tierra en una creación anterior:

“Hijo de hombre, eleva una elegía sobre el rey de Tiro y dile: “Así dice el Señor HaShem: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría y perfecto en hermosura. En el Eden estabas, en el huerto de Dios; toda piedra preciosa era tu vestidura: el rubí, el topacio y el diamante, el berilo, el ónice y el jaspe, el zafiro, la turquesa y la esmeralda; y el oro, la hechura de tus engastes y de tus encajes, estaba en ti. El día que fuiste creado fueron preparados. Tú, querubín protector de alas desplegadas, yo te puse allí. Estabas en el santo monte de Dios (Tsión), andabas en medio de las piedras de fuego. Perfecto eras en tus caminos desde el día que fuiste creado hasta que la iniquidad se halló en ti. A causa de la abundancia de tu comercio te llenaste de violencia, y pecaste; yo, pues, te he expulsado por profano del monte de Dios, y te he eliminado, querubín protector, de en medio de las piedras de fuego. Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura; corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor. Te arrojé en tierra, te puse delante de los reyes, para que vieran en ti un ejemplo. Por la multitud de tus iniquidades, por la injusticia de tu comercio, profanaste tus santuarios. Y yo he sacado fuego de en medio de ti, que te ha consumido; y te he reducido a ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran. Todos los que entre los pueblos te conocen están asombrados de ti; te has convertido en terrores, y ya no serás más.”” (LBLA revisada)

Sin embargo, este texto no dice cuándo ocurrió esta caída en pecado de este ángel, ni que había una creación anterior a la actual.

No obstante, lo cierto es que se puede encontrar evidencias en Los Escritos Mesiánicos de una caída en pecado de algunos de los ángeles de Dios, cf. 2 Pedro 2:4; 1 Corintios 6:3; Judas 6.

En Isaías 14:12-15 está escrito:

“¡Cómo has caído del cielo, oh Heilel, hijo de la aurora! Has sido derribado por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Pero tú dijiste en tu corazón: “Subiré al cielo, por encima de las estrellas de Dios levantaré mi trono, y me sentaré en el monte de la asamblea, en el extremo norte. “Subiré sobre las alturas de las nubes, me haré semejante al Altísimo.” Sin embargo, has sido derribado al Sheol, a lo más remoto del abismo.” (LBLA revisada)

El profeta Isaías habla aquí de la rebelión del rey de Babilonia. Sin embargo el texto puede ser entendido en el nivel drash como una alusión clara al personaje espiritual maligno que estaba detrás de ese rey. Cuando ese ángel intentó subir a lo más alto y colocar allí su trono y tomar control sobre la creación haciéndose semejante al Altísimo, fue expulsado de allí “como un rayo”, cf. Lucas 10:18, y los demás ángeles que le siguieron en su rebeldía cayeron con él, cf. Revelación 12:4, 9. El destino de estos ángeles rebeldes y caídos es el lago de fuego, cf. Mateo 25:41; Revelación 20:10.

No obstante, las Escrituras no dan un testimonio claro acerca del momento cuando esta caída en pecado ocurrió en el mundo de los ángeles. Sin embargo, queda claro que ocurrió antes del capítulo 3 de Génesis, donde habla de la serpiente antigua que engañó a la mujer para que pecara. La caída en pecado que ocurrió entre los hombres fue, por lo tanto, una consecuencia de una caída en pecado que ya había ocurrido en el mundo espiritual. Un midrash[21] enseña que un ángel, llamado Samael, que era el gran maestro entre los ángeles, bajó a la tierra y encontró el animal más astuto, la serpiente, y la poseyó y, por medio de ella, instigó a los hombres a hacer el mal. Otro midrash[22] enseña que por este pecado Samael será expulsado de su lugar en el cielo.

En las Escrituras, ese ángel rebelde y caído es llamado satanás, en hebreo hasatán, cf. 1 Crónicas 21:1, que significa:

  • Enemigo, opositor, contrario, adversario, antagonista, rival, cf. 1 Reyes 11:25.
  • Calumniador, acusador, cf. Job 1:6-12; Zacarías 3:1.

La traducción griega de “satán” es “diábolos” que significa: “acusador”, “calumniador”, cf. Revelación 12:10.

La mentira no viene de Dios, porque Él es sólo luz, como está escrito en 1 Juan 1:5b:

“Dios es luz, y en Él no hay tiniebla alguna.” (LBLA)

El Mesías Yeshúa dijo que hasatán es el padre, es decir el origen, de la mentira, como está escrito en Juan 8:44:

“Sois de vuestro padre satanás y queréis hacer los deseos de vuestro padre. Él fue un homicida desde el principio, y no se ha mantenido en la verdad porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su propia naturaleza, porque es mentiroso y el padre de la mentira.” (LBLA)

En 1 Juan 3:8 está escrito:

“El que practica el pecado es de satanás, porque satanás ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras de satanás.” (LBLA)

Aquí está escrito que satanás es un homicida y ha pecado “desde el principio”, lo cual nos da a entender que su pecado empezó al principio de la obra de la creación.

En Jacobo (Santiago) 1:13b, 16-17 está escrito:

“Que nadie diga cuando es tentado: Soy tentado por Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal y El mismo no tienta a nadie… Amados hermanos míos, no os engañéis. Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación.” (LBLA)

Surge la pregunta: ¿cuándo fueron creados los ángeles, antes o después del mundo visible? Según el Midrash[23] y Rashí, los ángeles fueron creados el segundo día.

En Job 38:4-7 está escrito que los ángeles estaban presenciando la fundación de la tierra:

“¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra? Dímelo, si tienes inteligencia. ¿Quién puso sus medidas?, ya que sabes, ¿o quién extendió sobre ella cordel? ¿Sobre qué se asientan sus basas, o quién puso su piedra angular cuando cantaban juntas las estrellas del alba, y todos los hijos de Dios gritaban de gozo?” (LBLA)

Según este texto ya los ángeles ya existían cuando la piedra angular de la tierra fue puesta.

En el Salmo 104:1-9 está escrito:

“Bendice, alma mía, a HaShem. HaShem, Dios mío, cuán grande eres; te has vestido de esplendor y de majestad, cubriéndote de luz como con un manto, extendiendo los cielos como una cortina. Él es el que pone las vigas de sus altos aposentos en las aguas; el que hace de las nubes su carroza; el que anda sobre las alas del viento; que hace de los vientos sus mensajeros, y de las llamas de fuego sus ministros. Él estableció la tierra sobre sus cimientos, para que jamás sea sacudida. La cubriste con el abismo como con un vestido; las aguas estaban sobre los montes. A tu reprensión huyeron; al sonido de tu trueno se precipitaron. Se levantaron los montes, se hundieron los valles, al lugar que tú estableciste para ellos. Pusiste un límite que no pueden cruzar, para que no vuelvan a cubrir la tierra.” (LBLA revisada)

Según este Salmo parece ser que el orden de la creación de las cosas fue el siguiente:

  1. La luz.
  2. Los cielos.
  3. La tierra.

El Talmud[24] presenta las dos opiniones de las dos casas predominantes entre los fariseos en cuanto al orden de la creación de los cielos y la tierra. La casa de Shamai enseñó que primero fueron hechos los cielos, cf. Génesis 1:1, pero la casa de Hilel enseñó que primero fue hecha la tierra, cf. Génesis 2:4b. Los sabios luego dijeron que ambas cosas fueron hechas al mismo tiempo, como está escrito en Isaías 48:13:

“Ciertamente mi mano fundó la tierra, y mi diestra extendió los cielos; cuando los llamo, comparecen juntos.” (LBLA)

En el Salmo 104:4 se habla de los vientos y las llamas de fuego que son mensajeros y ministros de HaShem. La carta a los Hebreos enseña que estos vientos y llamas de fuego hacen alusión a los ángeles, como está escrito en 1:7:

“Y de los ángeles dice: EL QUE HACE A SUS ÁNGELES, ESPÍRITUS, Y A SUS MINISTROS, LLAMA DE FUEGO.” (LBLA)

Estos textos también nos muestran que los ángeles fueron creados antes que la fundación de la tierra.

El Salmo 104 también nos enseña que el agua había cubierto las montañas antes de ser reprendidas y sujetas a un límite. En los picos de las montañas de la sierra de Jaen, en el sur de España, hay señales en las rocas de olas del mar que han estado desgastándolas durante muchísimo tiempo. Esto no puede ser el resultado del diluvio, puesto que entonces el agua cubrió las montañas sólo durante unos meses. Esas señales tienen que haber venido antes del diluvio. ¿Será que esas rocas hayan estado a la orilla del mar antes del diluvio y luego levantadas en alto después del diluvio? Probablemente fue así. Muchas de las montañas que hay hoy en día en diferentes lugares de la tierra, muestra señales de haber estado en el fondo del mar donde se formaron los diferentes estratos sedimentarios durante el diluvio.

Según los cálculos modernos, el Universo, en su estado actual, tiene una edad de 15 a 20 mil millones de años. Albert Einstein nos enseño que la cosmología del Big Bang no sólo trajo a la existencia el espacio y la materia, sino que también el tiempo. La teoría de la relatividad también nos enseña que el tiempo no es constante. Nuestra comprensión del tiempo está afectada por nuestro punto de partida a la hora de medir el tiempo. Dependiendo de dónde estemos ubicados para calcular el tiempo, el tiempo va a ser diferente. Un minuto en la luna va más rápido que un minuto en la tierra. Un minuto en el sol va más despacio. Y por el hecho de que el universo se está expandiendo, el tiempo también está cambiando y dilatándose, desde nuestra perspectiva. ¿Cuánto tiempo transcurrió desde el inicio de la creación del universo hasta la creación del hombre? ¿15 mil millones de años? ¿O seis días? La respuesta es: ambas cosas. Desde el punto de vista de la Torá, fueron seis días de 24 horas. Pero como el universo fue expandido y sigue expandiéndose, el tiempo también se ha dilatado. El primero de los días de la Torá duró 24 horas, visto desde la perspectiva del comienzo del tiempo. Pero la duración de ese día, desde nuestra perspectiva actual, según el científico judío Gerald Schroeder,[25] es de 8 mil millones de años. El segundo día, desde la perspectiva de la Torá, duró 24 horas. Desde nuestra perspectiva actual duró la mitad del día anterior, 4 mil millones de años. El tercer día también duró la mitad del día anterior, 2 mil millones de años. El cuarto día – mil millones de años. El quinto día – 500 millones de años. El sexto día – 250 millones de años. Si sumamos estos seis días, tenemos como resultado la edad del universo de 15,750 millones de años. Igual que los cálculos de la cosmología moderna.

La palabra hebrea que ha sido traducida como “aliento”, es ruaj,[26] que significa tanto “viento” como “espíritu”. El género de la palabra ruaj es femenino en la gran mayoría de las veces, pero aparece algunas pocas veces en las Escrituras con el género masculino.

Este es el espíritu del Mesías, aquel Espíritu que luego vino para reposar sobre Yeshúa, cuando subió del agua, cf. Mateo 3:16; Marcos 1:10.

1:3    “Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz.” (LBLA)  – Lo que Dios dice, también lo hace, cf. Números 23:19; Salmo 33:9. Lo primero que Dios hizo fue la luz. La tierra fue totalmente cubierta por una masa líquida caótica, posiblemente algo como un agujero negro. A partir de ahora vemos la organización del universo. Lo primero que fue hecho, fue la luz. Observa que el sol todavía no había sido hecho. Esto nos enseña que no se trata de la misma luz que luego fue producida por el sol y las estrellas, sino otra luz.

En 2 Corintios 4:6 está escrito:

“Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz del Mesías.” (LBLA revisada)

En este texto el shaliaj Shaúl nos enseña que la luz surgió de las mismas tinieblas. Esto también puede ser entendido de una manera simbólica, según el segundo nivel de interpretación, la de la insinuación o alusión, en hebreo remez. Si el Eterno pudo sacar luz de la oscuridad más compacta que ha existido jamás, no hay oscuridad en nuestras vidas que sea demasiado compacta para que nuestro Padre celestial no pueda utilizarla para algo positivo. Para Él todo es posible, incluso crear luz de las mismas tinieblas.

1:4    “Y vio Dios que la luz es buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.” (LBLA) – Esta luz primordial fue la luz del Mesías. Fue lo primero que el Eterno reveló en la creación, sin embargo esta luz fue “separada” de las tinieblas, fue escondida del mundo para ser revelada más adelante, como está escrito en Juan 1:4-10:

“En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Vino un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Yojanán. Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él, y el mundo no le conoció.” (LBLA revisada)

En Mateo 4:13-16 está escrito:

“y saliendo de Natseret, fue y se estableció en Kefar-Najum, que está junto al mar, en la región de Zevulún y de Naftalí; para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Yeshayahu, cuando dijo: ¡TIERRA DE ZEVULÚN Y TIERRA DE NAFTALI, CAMINO DEL MAR, AL OTRO LADO DEL YARDÉN, GALIL DE LOS GENTILES! EL PUEBLO ASENTADO EN TINIEBLAS VIO UNA GRAN LUZ, Y A LOS QUE VIVÍAN EN REGIÓN Y SOMBRA DE MUERTE, UNA LUZ LES RESPLANDECIÓ.” (LBLA revisada)

En Juan 3:19 está escrito:

“Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas.” (LBLA)

En Juan 8:12; 12:46 está escrito:

“Yeshúa les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida… Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas.” (LBLA revisada)

En Hechos 26:13-15 está escrito:

“al mediodía, oh rey, yendo de camino, vi una luz procedente del cielo más brillante que el sol, que resplandecía en torno mío y de los que viajaban conmigo. Y después de que todos caímos al suelo, oí una voz que me decía en el idioma hebreo: “Shaúl, Shaúl, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” Yo entonces dije: “¿Quién eres, Señor?” Y el Señor dijo: “Yo soy Yeshúa a quien tú persigues.” (LBLA revisada)

Los rabinos antiguos consideraron que el Mesías fue la razón por la cual fueron creados lo cielos y la tierra. La luz que fue revelada antes de la formación del sol y las estrellas fue vista como la luz del Mesías que estaba buscando una vasija apropiada para poder manifestarse finalmente.

Un Midrash antíguo[27] dice:

“Esta es la luz del Mashíaj… para enseñarte que el Eterno vio la generación del Mashíaj y Su servicio antes de la creación del universo y él lo escondió… bajo Su trono de gloria. Hasatán le preguntó: “Amo del universo: ¿Para quién es esa luz bajo Tu trono de gloria?” Y el Eterno respondió: “Ella está reservada para aquél que se encargará de aplastarte”.”

Otro Midrash antiguo[28] dice:

“Y el Espíritu de Dios reposaba… (Gén.1:2), esto alude al espíritu del Mashíaj, que estuvo moviéndose sobre la faz de las aguas.”

Dos Midrashim de la edad media[29] dicen:

“¿Cuál es la luz que desciende sobre la congregación del Eterno? Es la luz del Mesías” y “Esta es la luz del Mesías, como está escrito: En tu luz veremos la luz”.

En otro Midrash[30] se puede leer:

“Desde el principio de la creación del mundo el rey Mesías nació, porque él entró en la mente (de Dios) incluso antes de que el mundo fuera creado.”

En el libro del profeta Janoj (Enoc), el séptimo después de Adam (citado también en Judas v 14-15), en el capítulo 46 está escrito:

 “Allí vi a alguien que tenía una “cabeza de días” y su cabeza era como de lana blanca; y con él otro cuya figura tenía la apariencia de un hombre, y su figura era llena de gracia, como uno de los ángeles santos. Interrogué al ángel que iba conmigo, y que me hacía conocer todos los secretos respecto a este Hijo del hombre: “¿Quién es él, de dónde viene; por qué va él con la Cabeza de los días?”.

“Él me respondió y me dijo: “Este es el Hijo del hombre que posee la justicia y con el que habita la justicia, que revelará todos los tesoros de los secretos, porque el Señor de los espíritus lo ha escogido, y su sino ha vencido por el derecho ante el Señor de los espíritus por la eternidad.

“El hijo del hombre que tú has visto hará levantar a los reyes y a los poderosos de sus lechos, y a los fuertes de sus asientos; y romperá los frenos de los fuertes, y partirá los dientes de los pecadores; y derrocará a los reyes de sus tronos y de su poder, porque ellos no le han exaltado y porque no le han glorificado y porque no han confesado humildemente de dónde les había sido dada la realeza. Cambiará la faz de los fuertes y la llenará de temor; las tinieblas serán su vivienda y los gusanos su cama, y no podrán esperar levantarse de su cama, porque no han exaltado el nombre del Señor de los espíritus…”

En el capítulo 48 del mismo libro está escrito:

“En este lugar vi el manantial de justicia, que es inagotable; y a su alrededor había muchas fuentes de sabiduría; y todos los sedientos bebían y eran llenos de sabiduría, y tenían sus habitaciones con los justos, los santos y los elegidos.

“Y en ese momento, este Hijo del hombre fue nombrado cerca del Señor de los espíritus, y su nombre (fue nombrado) ante la “Cabeza de los días”.

“Y antes que el sol y las señales fuesen creados, antes que se hiciesen las estrellas del cielo, su nombre fue nombrado ante el Señor de los espíritus.

“Será él un bastón para los justos, a fin de que puedan apoyarse sobre él y no caer; será la luz de los pueblos, y será la esperanza de aquellos que sufren en su corazón.

“Todos aquellos que habitan sobre el árido se prosternarán y lo adorarán; y bendecirán y glorificarán y cantarán al Señor de los espíritus.

“Y por aquello es por lo que él ha sido elegido y guardado ante Él (el Señor) antes de la creación del mundo, y por la eternidad…”

Aunque este texto no haya sido contado entre los libros canónicos, tenemos que reconocer el testimonio de Yehudá (Judas) que citó su libro en su carta. Esto nos autoriza para considerar los escritos de este profeta, que vivía antes del diluvio, no como Escritura inspirada, sino como una fuente de información interesante.

Lo interesante es que, según este libro, Janoj pudo ver al “Hijo del Hombre” y tener una revelación sobre su origen. El nombre del Hijo del Hombre fue mencionado ante “la Cabeza de los días”, antes que el sol, la luna y las estrellas fuesen hechos. Él será la luz de los pueblos, cf. Isaías 49:6.

Este libro también dice que el Hijo del Hombre había sido elegido y guardado ante el Señor de los espíritus, antes de la creación del mundo, y por la eternidad, cf. Miqueas 5:2.

1:5b  “Y fue la tarde y la mañana: un día.” (Propia trad.) – La Torá no describe las cosas de una manera estrictamente lineal, sino más bien avanza de manera circular o espiral. Por esta razón no se debe entender estas palabras como un seguimiento de lo que ocurrió antes, sino como un resumen de lo que pasó durante todo ese día. Según la Torá, el día empieza con la noche. Primero había oscuridad y luego vino la luz. Ese es un día. Aquí no dice que fue el primer día, porque los demás días no habían venido todavía, y por eso no se podía hablar de una secuencia de días, sino sólo de un día, por lo tanto dice “un día” o “día uno”, en hebreo yom ejad. La palabra ejad es la misma que se usa para el Eterno que es uno, cf. Deuteronomio 6:4. Ejad es una palabra masculina que se usa comúnmente en el hebreo para decir uno, en referencia a un objeto masculino. El día ejad era un día único, porque sólo durante ese día Dios era único. De allí el Midrash y Rashí sacan la idea de que los ángeles no fueron creados hasta el segundo día.

Según Najmánides, las palabras vayehí erev, no quiere decir “y fue la tarde”, sino “y hubo desorden”, porque la raíz de erev,[31] significa “caos”, “mezcla”, “desorden”. Es por eso que la noche es llamada erev, porque cuando el sol baja, la visión se hace confusa. La palabra de la Torá para “mañana” es boker,[32] que es lo opuesto. Cuando el sol sale, el mundo se hace bikoret, “ordenado”, claro para discernir. De esta manera se explica que los primero días son contados a base de la obra de poner las cosas en orden que antes estaban desordenadas. Cuando un elemento es transformado de desorden a orden se habla de tarde y mañana, “del caos a la armonía”.

La palabra día, en hebreo yom,[33] tiene cuatro significados principales:

  • Día, el tiempo cuando hay luz (aproximadamente12 horas), cf. Génesis 1:5a.
  • Día, jornada (24 horas), cf. Génesis 1:5b.
  • Un tiempo más largo limitado, una época, cf. Génesis 2:4.
  • Mil años, cf. Salmo 90:4.

1:6    “Y dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas.” (LBLA) – Según Rashí, los cielos que fueron creados el primer día, estaban en un estado líquido. El Talmud,[34] dice que los cielos se estaban expandiendo temblando todo el tiempo hasta que Dios dio su orden para que pararan, cf. Job 26:11. Según Najmánides, el universo fue creado como un grano pequeño que luego fue expandido. Ese grano fue la única creación física, todas las otras creaciones fueron espirituales. Según él, el nefesh (alma), de los animales, y la neshamá (alma superior) del hombre, fueron creaciones espirituales. En ese grano estaba toda la materia prima para el resto de las cosas. Cuando ese grano, que era tan pequeño que no había sustancia en él, fue expandido se transformó en materia y entonces comenzó el tiempo. La ciencia moderna ha mostrado que la energía es la única sustancia que realmente no tiene sustancia y que puede transformarse en materia. La famosa ecuación de Einstein e = mc2, nos dice que la energía puede transformarse en materia.

1:7    “E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.” (LBLA) – Este texto parece indicar que había agua (posiblemente en forma de vapor) encima de la atmósfera, alrededor de la tierra. En tal caso esta agua fue la que cayó sobre la tierra durante el diluvio en tiempos de Noaj. Esta “cubierta” de agua protegería la tierra de los rayos radioactivos del espacio que hacen daño a la vida biológica. Una capa de ese tipo produciría dos cosas importantes, una presión atmosférica más alta, y un clima tropical por toda la tierra, debido al efecto invernadero. La desaparición de esta capa protectora puede ser una de las razones más importantes por las que la edad del hombre se redujera aproximadamente el 90% después del diluvio. La nueva condición de vida después del diluvio también podría darnos una explicación lógica del porqué fueron exterminados los dinosaurios.

Debemos destacar que la caída del ángel Heilel no es narrada en Génesis capítulos 1-2. En el capítulo 3, satanás utiliza una serpiente hablando mentiras a los hombres. Parece que este ángel caído estableció su reino en el aire alrededor de la tierra durante el segundo día, cf. Efesios 2:2. Quizás fue una de las razones por las cuales el segundo día fue el único día cuando Dios no pudo decir que era bueno. No obstante, Rashí destaca el hecho de que la obra para organizar el agua no fue terminada durante el segundo día, sino en el tercero. Por esto, en el tercer día Dios dijo dos veces que era bueno. Cada obra terminada fue evaluada y declarada buena.

Según el Midrash,[35] el Gehinam, infierno, fue hecho el segundo día. Los malvados serán arrojados al fuego para ser consumidos. Ese lugar no fue preparado para el hombre, sino para satanás y sus ángeles. Sin embargo, los que se rebelan contra la Torá del Eterno tendrán el mismo destino que los ángeles rebeldes, cf. Mateo 25:41; Revelación 20:10-15.

1:8    “Y llamó Dios a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día.” (LBLA) – La palabra “cielos”, en hebreo shamayim, está en la forma dual, “un par de cielos”. Esto puede ser una alusión a los dos tipos de cielos que hay en el universo, la atmósfera y el espacio fuera de la atmósfera.

1:9    “Y Dios dijo: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así.” (LBLA) – Al principio lo seco era un solo continente. Más adelante fue dividida la tierra, cf. Génesis 10:25.

Según hemos visto en Job 38:6, el Eterno fundó una “piedra angular” en la tierra. Esta “piedra” principal de la tierra es el monte Tsión, que es llamado el “ombligo de la tierra”, cf. Ezequiel 38:12. Según Ezequiel 28:13-14, allí estaba el lugar de adoración del ángel sumo sacerdotal antes de su caída en pecado. En aquel lugar fue creado Adam, según la tradición hebrea. Parece que allí estaban también los árboles de la vida y de la ciencia del bien y del mal. En ese mismo monte Avraham puso su hijo Yitsjak sobre el altar. En ese sitio Shelomó edificó el Templo. En ese monte el Hijo de Dios fue sacrificado para redimir el pecado desde Adam, y para limpiar el mundo de toda iniquidad y a ese lugar el Mesías volverá para levantar de nuevo el reinado de David y gobernar sobre toda la tierra.

1:11-12 “Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género, con su semilla en él. Y fue así. Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto con su semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.” (LBLA) – Por la palabra de Dios, la tierra empezó a producir vegetación. Aquí no habla de ningún acto de creación. Según el Midrash,[36] el primer día Dios creó la materia prima a partir de la cual construiría todo en el mundo. Como hemos dicho antes, todas las cosas existían como una materia sin forma. Durante los días posteriores Dios formó y moldeó la materia para que las cosas fueran de la manera como nosotros las conocemos.

Según un Midrash,[37] el huerto del Eden brotó al mismo tiempo que el resto de la vegetación. Además está escrito que HaShem mismo plantó este huerto, cf. Génesis 2:8. El Midrash[38] también enseña que los árboles y el pasto del Gan Eden, a diferencia del resto del mundo, son eternos y que cada árbol es un símbolo de un objetivo espiritual superior. El Paraíso es el palacio del Eterno en la tierra. En algún momento histórico, este huerto fue quitado de la tierra y ahora está en el tercer cielo, cf. 2 Corintios 12:4. En el futuro será restablecido en la tierra y los justos podrán entrar en él, como está escrito en Revelación 2:7:

“El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las congregaciones. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.” (LBLA)

Segunda aliyá, 1:14-23

1:14-15 “Y dijo Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años; y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así.” (LBLA) – Las tres clases de lumbreras, el sol, la luna y las estrellas (incluidos los planetas), fueron puestos en los cielos para cumplir siete propósitos divinos principales:

  • Separar el día de la noche.
  • Ser señales.
  • Marcar las citas divinas.
  • Mostrar días
  • Mostrar años.
  • Ser lumbreras en la expansión de los cielos.
  • Alumbrar sobre la tierra.

1:16  “E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominio del día y la lumbrera menor para dominio de la noche; hizo también las estrellas.” (LBLA) – Hay tres palabras hebreas usadas en el relato de la Torá de la creación de todas de las cosas:

  • Bará    – creó, dio existencia a algo que no existía, cf. Génesis 1:1, 21; 27-28.
  • Asá      – hizo, llevó a cabo, perfeccionó en su estado óptimo, cf. Génesis 1:16.
  • Yatsar  – formó, moldeó, cf. Génesis 2:7.

En el cuarto día Dios hizo el sol, la luna y las estrellas, no los creó. Ya existía todo el material necesario desde el primer día. A partir de este momento vemos claramente que la tierra daba vueltas alrededor de su eje.

En el Salmo 104:19 está escrito:

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